Mi cómplice:
Espero que estés bien. ¿Cómo vas con este calor seco? ¿No odias este efecto invernadero que congoja la Chilangolandia? ¿Ya has tomado una ducha con agua fría para quitarte el calo'?
Por mucho tiempo quise tener un tema para escribir. Por ratos pensé que el estudio de la política sería mi zona de expertise, sin embargo mi falta de talento matemático lo hizo imposible.
Otras veces pensé que podría ser un poeta del siglo XXI, pero mi desconocimiento de Bennedeti y Lord Byron me volvió a poner en la indefinición.
Esto cambio cuando al encontrarme a mí mismo como un cínico maricón, también encontré un tema sobre el cual podría escribir. Mediante los textos buscaba darle respuesta a muchos de mis preguntas internas que sin saberlo había sido las preguntas que en algún momento también se ha hecho otros miembros del equipo rosa. Mi versión sobre lo que era ser puto se convirtió en la camino para redactar varias decenas de paginas con risas, lagrimas y una que otra satisfacción.
Estoy contento de que mis cuentos de puteria sean punto de arranque y reflexión para quienes pasan por este blog y para quienes como yo (obsesos, petulantes y de piel canela) buscan darle sentido a su existencia con los mismos cánones que la vida le impone a los mortales: cómo encontrar el amor, el éxito y el sexo.
Si bien recurro a la ficción para darle uno que otro retoque a cada anécdota; espero que mi lector sepa que cuando se refiere a epístolas como ésta: la verdad es mucho peor que cualquier acto de imaginación.
Debo aceptar que yo mismo me sonrojo cuando releo esas líneas donde me describo con mucha sensualidad aunque rebaso los 120 kilogramos; seguido me sorprendo de haber "dicho en voz alta" muchos de esos deseos reprimidos que se ocultan en mi cabeza; y me siento muy orgulloso cuando con picardía le cuento al mundo lo mucho que amo a ese gordito de ojos color chocolate.
Sin dejo de vanidad o ambición monetaria, espero que mis palabras trasciendan y reconforten a quien lo necesite como a mí cuando las lagrimas, la frustración y la ansiedad me han dominado. E igualmente me honraría que alguno o alguna me dedique una que otra manuela como consecuencia de enterarse de mis andanzas en esos hoteles misteriosos del centro con obesos desconocidos extraídos de Growlr o U4Bear.
Bien dicen por ahí que when I walk in the spot, this is what I see. (And) everybody stops and they staring at me; I got passion in my pants and I ain't afraid to show it ('cause) I'm sexy and I know it.
Alejandro
viernes, 27 de marzo de 2020
jueves, 26 de marzo de 2020
¿Mi obesidad sí será un problema?
Querido cómplice:
¿Qué tal te ido? ¿Guardas la respectiva cuarentena? ¿Has tenido que ir a trabajar? ¿Cómo se siente el ambiente en tus rumbos?
No quiero ser un egománico, pero pareciera que cada día más personas se preocupan porque mi panza, que ya rebasa los 100 centímetros, y sigue creciendo.
Hoy, con la cuarentena por el COVID-19, toda esa gente, incluyendo a mi jefe y a mi mamá, se cuestionan si no tengo terror a morir por ser población en riesgo, ya sabes por eso de que las personas obesas tienen mayor probabilidad de ganarse la lotería del SARS-COV2.
Ya lo he dicho más de una vez, las proporciones de mi cuerpo nunca han estado por debajo de la media. Es más, actualmente, estoy más de 30 kilogramos sobre lo tolerado para un hombre de mi edad. Sin embargo, verme gordo no me genera conflicto, pero si lo dicen los demás debería preocuparme, ¿no?
A diferencia de muchas personas con mi nivel de sobrepeso, yo camino mucho, tomo una cantidad abundante de agua y claro tengo una actitud de realizar las cosas yo mismo: barrer debajo de la mesa, agacharme por un lápiz que está en un rincón estrecho o andar por horas en el centro de la ciudad para conseguir la brillantina especial del regalo del día de las madres. Pero parece que eso no suficiente para palear los efectos de mi creciente masa corporal.
No me molesta tener una zona exclusiva en las tiendas departamentales para escoger entre 5 diferentes combinaciones de ropa la que será mi no original colección de temporada. No obstante, tener problemas para amarrarme los cordones de los zapatos, no poder estar parado por largos períodos de tiempo, o sudar por pequeños esfuerzos me parece incomodo.
Estas eventualidades, así como el latente discurso sobre la importancia del cuerpo sano (el cuerpo delgado) me han llevado a pensar si estoy en un error. En mi cabeza me ronda la idea de si mi obesidad si será un problema: una situación con trágico final y que me amenaza taco con taco que me llevo a la boca.
Tengo la convicción de ser una persona de talla grande, pues me gusta verme gordito buena onda, aunque dicen no siempre soy así. Pero me pregunto qué pasará en el largo plazo me conservo en talla 40 de cintura, en "XXL side" para saco y si tengo que evitar las cinturones de marcas genéricas que sólo llegan al 38 slim fit.
Es momento de sentarme frente al espejo y preguntarme si lo que veo es la única alternativa para ser yo mismo.
Por mientras tararearé a los Keane quienes decían que "So little time: try to understand that I'm; trying to make a move just to stay in the game; I try to stay awake and remember my name. But everybody's changing and I don't feel the same.
Alejandro
¿Qué tal te ido? ¿Guardas la respectiva cuarentena? ¿Has tenido que ir a trabajar? ¿Cómo se siente el ambiente en tus rumbos?
No quiero ser un egománico, pero pareciera que cada día más personas se preocupan porque mi panza, que ya rebasa los 100 centímetros, y sigue creciendo.
Hoy, con la cuarentena por el COVID-19, toda esa gente, incluyendo a mi jefe y a mi mamá, se cuestionan si no tengo terror a morir por ser población en riesgo, ya sabes por eso de que las personas obesas tienen mayor probabilidad de ganarse la lotería del SARS-COV2.
Ya lo he dicho más de una vez, las proporciones de mi cuerpo nunca han estado por debajo de la media. Es más, actualmente, estoy más de 30 kilogramos sobre lo tolerado para un hombre de mi edad. Sin embargo, verme gordo no me genera conflicto, pero si lo dicen los demás debería preocuparme, ¿no?
A diferencia de muchas personas con mi nivel de sobrepeso, yo camino mucho, tomo una cantidad abundante de agua y claro tengo una actitud de realizar las cosas yo mismo: barrer debajo de la mesa, agacharme por un lápiz que está en un rincón estrecho o andar por horas en el centro de la ciudad para conseguir la brillantina especial del regalo del día de las madres. Pero parece que eso no suficiente para palear los efectos de mi creciente masa corporal.
No me molesta tener una zona exclusiva en las tiendas departamentales para escoger entre 5 diferentes combinaciones de ropa la que será mi no original colección de temporada. No obstante, tener problemas para amarrarme los cordones de los zapatos, no poder estar parado por largos períodos de tiempo, o sudar por pequeños esfuerzos me parece incomodo.
Estas eventualidades, así como el latente discurso sobre la importancia del cuerpo sano (el cuerpo delgado) me han llevado a pensar si estoy en un error. En mi cabeza me ronda la idea de si mi obesidad si será un problema: una situación con trágico final y que me amenaza taco con taco que me llevo a la boca.
Tengo la convicción de ser una persona de talla grande, pues me gusta verme gordito buena onda, aunque dicen no siempre soy así. Pero me pregunto qué pasará en el largo plazo me conservo en talla 40 de cintura, en "XXL side" para saco y si tengo que evitar las cinturones de marcas genéricas que sólo llegan al 38 slim fit.
Es momento de sentarme frente al espejo y preguntarme si lo que veo es la única alternativa para ser yo mismo.
Por mientras tararearé a los Keane quienes decían que "So little time: try to understand that I'm; trying to make a move just to stay in the game; I try to stay awake and remember my name. But everybody's changing and I don't feel the same.
Alejandro
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