miércoles, 27 de abril de 2022

De paja y miedos

 Querido cómplice: 

Esta ola de calor que acosaba a esta ciudad fue seguida de atardeceres nublados y molestas lluvias ácidas. ¿Cómo vas con la camisa empapada de sudor y luego de lluvia citadina cuando llegas a casa? ¿De algo te ha servido cargar con el paraguas a todos lados? ¿Te sientes protegido o salvo?

No me han bastado más de cuarenta días de este duelo para aceptar mi pérdida. Sigo pensando que estoy en una de esas pesadillas que me daban cuando cenaba 15 tacos, medio alambre y mi litro de Coca - Cola sin azúcar. Bueno, tengo momentos de conciencia en que esta pesadilla se torna sin sombras en mi presente y la pueda soportar con un par de cápsulas de fluoxetina. 

Al aceptar esta realidad y contemplar de nuevo mi reflejo frente al espejo, me confirmo como un hombre de paja y miedos. Me siento decaído porque sigo en ruinas cuando antes era un coloso afable, atento y atrevido. Sin embargo, la imagen no me miente: tengo mucho trabajo si quiero que ser perene, resiliente y feliz cuando le embistan nuevas tormentas a este risco. 

Ya empecé a aceptar que el risco se ha desgajado prominentemente y que luce bastante diferente. Sin embargo, este risco sigue en pie, mirando al horizonte y de cara al mar. 

Este risco no tiene certeza si mañana habrá buen clima o si habrá nubarrones por todo el cielo. Pero eso no le importará, porque esa es la lección que se tiene que volver a aprender: no hay certeza de cuando otra tormenta pegará y no debe ser una preocupación latente. 

Yo, este risco, seguiré aquí frente a la vida porque la caricia de la brisa o el golpe de la ventisca son fundamentales para apreciar el día y la noche, la luna y el sol, y el silencio y el bullicio. Continuaré a pesar de las grietas y las deformaciones del tiempo porque sería peor huirle a la dicha que es ver el amanecer de las cosas nuevas y el atardecer de los ciclos que terminar.

Mi bien es hora de quitarle la pausa al Spotify porque la música tiene que continuar: smile what's the time, you must keep on trying; you'll find that life is still worthwhile, if you'll just... SMILEEEEEE. 

Alejandro

miércoles, 20 de abril de 2022

Lección no aprendida

 Querido cómplice:


El calor azota la ciudad. ¿Has sentido el golpe de calor? ¿Vas con tu botella de agua a donde sea? ¿Qué te angustia más: el sofoco del medio día o tu incapacidad de vivir solo? 

No conozco a nadie que no al saber de mi no me reproche mi codependencia y mi negligente amor propio. Por mucho le eche una sonrisa al espejo, el reflejo me responde recordándome que no cuido de mi mismo, que me lamo los labios cuando pienso en ser un paraíso emocional de alguien o que hago berrinches porque no respeto las decisiones de los otros. 

No importa quien me lo diga. Estoy aferrado a no entender de razones ni a escuchar a la gente que busca mi bienestar. Me ha gustado y disfruto la mierda en la que estoy. 

Cínicamente aceptó que ésta es una lección no aprendida. Sin embargo, no lo confieso para mantener la cabeza bajo tierra. 

Lo digo en voz alta porque ya no quiero, ya no puedo y ya no intento mantener mi vida en esta dirección. Pronto, minuto a minuto, con recaídas, quiero y voy a salir adelante. 

Lo sé y me lo prometo a mismo.

Iré con el tiempo y no en su contra. Iré con miedo, pero no me detendré por su compañía. Iré por esta ciudad a pesar de caerme otras mil veces más porque al final esta es mi vida, yo soy su protagonista y la historia la escribió yo. 

Mi cómplice, mientras la brisa en el atardecer de esta ciudad me acaricia en la cara y en las nalgas, me voy cantando a la Celia porque la vida es un carnaval y las penas se van cantando. 

Alejandro