Cómplice:
El invierno está a la vuelta de la esquina. ¿Cómo te han ido con estos nuevos fríos? ¿Qué se siente recorrer esta ciudad con el viento helado arañando tus mejillas, iluminado por escasas lamparas de camellón y sabiendo que cuando regresas a casa sí regresas a un lugar seguro que tanto añoraste?
La llegada del invierno es la confirmación de que el año se acaba. Con voz firme es tiempo de hacer un corte de caja y disponernos a ejercer las lecciones aprendidas (las hayamos aprendido por las buenas o por las malas).
Sé que por muchos, muchos, pero muchos meses me queje de mis desdichas. Acepto que tuve que perder el foco para aprender a dilucidar las emociones, las vivencias y las personas que me hicieron una persona más fuerte, más alegre y más resiliente.
El día de navidad no me voy a quejar porque mi cena tiene tres invitados y no esa gran familia a la que pertenecí por consorte. El año viejo no lo voy a dejar brindando y bramando por mi impuesta soledad. El año nuevo no lo voy a empezar con rencor por los pedazos que aún me faltan por reacomodar en mi obeso corazón.
Antes de que acabe el año y para el siguiente que entrará en 30 días, voy a darle espacio a que males como la esperanza, la buena voluntad y la suerte convivan conmigo. Hoy, mañana y el día siguiente, voy a vivir con lo que hay y con algo de optimismo.
Primero, me dispongo a aceptar, "SIN MÁS PEROS", mi realidad tal cual es y no voy a apacharme más de lo recomendable. Las lágrimas y las risas que tuve en estos 12 meses no las cambio aunque en algún momento renegué del precio que pague por ellas
Segundo, me dispongo a mostrar gratitud (a Dios) por la vida que hoy tengo. Sé que no lo creerás, pero sé dar las gracias.
Sé dar las gracias por aprender a vivir la soltería; sé dar las gracias por tener una madre amorosa y un hijo risueño por los cuales velar; sé dar las gracias por un trabajo remunerado que me permite darme mis lujos; sé dar las gracias por mi colección de amistades, quienes cuando lo necesite y cuando lo necesitaron nos pudimos arropar con solidaridad; sé dar las gracias porque este año mi cuerpo, mi alma y mi intelecto fueron mi prioridad, y sé dar las gracias porque tengo la oportunidad de enmendar mis acciones cuando impactan en el prójimo.
Lo que viví en el 2022 se vivió, crecí un poco (aunque sea a los lados) y no me voy a seguir haciendo la víctima. La siguiente marcha al sol, la voy a enfrentar con miedo, pero con muchas ganas de volver a salir adelante.
Finalmente, voy a darle un poco de espacio a la incertidumbre y voy a dejar que la vida se siga abriendo paso como las olas lo hace cuando golpean una y otra vez la costa. Seguiré pese a mis ganas de no hacerlo y aceptaré el resultado aunque la partida la haya perdido.
Es momento de dejar la computadora para ir a comprar un poco de despensa para llegar a la siguiente quincena. Me siento igual de afortunado que Sam Smith, quien bien dijo que "I'm not a saint, I'm more of a sinner. I don't wanna lose, but I fear for the winners. When I tried to explain, the words ran away. That's why I am stood here today and I'm gonna pray (Lord)... pray (Lord), maybe I'll pray."
Alejandro
P. D. Si olvido mi cortesía, te deseo una bella navidad y muchos buenos momentos el próximo año que inicia. ¡Muchas felicidades!