lunes, 21 de agosto de 2023

Hermes o baje la cabeza y acepte, por primera vez, un “no.”

 Mi cómplice:

¿Cómo has estado? ¿Que piensas de nuestra nueva reina Wendy? También sientes que la ciudad cambió en poco tiempo. 

No puedo evitar sentirme mal por haberte olvido por tantas semanas. Fue mi culpa.

Olvide que el papel digital y tinta la electrónica es un mejor remedio para arreglar mi mundo. Había tomado la decisión de callar mis inseguridades con excesos de panzas y noches de insomnio.

En estas semanas tuve un regalo de la vida que no supone que recibí y que, por tanto, no valoré. En unos días a mi vida llegó un gordito con una voz tranquilizante y con alma tan compresiva que hasta parece que lo soñé.

Sin darme cuenta, Hermès llegó para acompañar el vuelo de este Ícaro. Recordarme que las alas son un don y no una maldición y que lo rico aunque engorde también es bueno para el alma. 

Hace unas semanas conocí a un bonachón que me movió el piso; que me recordó que la pasión sigue en mí; que me enseñó que el amor aunque sea breve también vale la pena. 

No me siento listo, no quiero perder el control y no me he preparado para una relación. Sin embargo, Hermès con su voz reconfortante, su increíble mente y su libido tan grande como su panza, me sacudió. 

Ese abrazo, ese beso y esa palabra que me dio cuando menos lo esperaba no tuvo igual. Ardí, brille y retumbe como nunca en mi vida. 

Nos hicimos uno en segundos. Sin embargo, en otros pocos segundos también descubrimos que tanta fuerza no debe ir  junta. 

Las razones por las que esta hoguera de amor se extinguió son las mismas de siempre: mi miedo, mi falta de autocontrol sexual y mi credulidad. De su lado también hubo evidencia de nuestra incompatibilidad. Él sabe lo que nadie vale que le rompan el corazón; él quiere que su pareja sea leal y congruente, y él ya pagó el precio de dar sin pedir nada. 

Sabiendo todo esto, Hermès dijo “No.” Entonces,  yo hice berrinche, yo me quebré y estuve a punto de suplicar. Pero al pasar unos minutos, al serenar mi cabeza y al agradecer ese abrazo, baje la cabeza y acepte, por primera vez, un “no.”

Mi cómplice, me tengo que retirar sabiendo hay allá afuera alguien bueno que estuvo para mí aunque fue por un momento y se lo agradezco al universo. Es hora de recorrer en Metro esta ciudad consistente que “ I'm a patchwork lover with a quilted heart and you sewed my stitches that fall apart so easily… My love.”

Ícaro

No hay comentarios:

Publicar un comentario